miércoles, 22 de mayo de 2013

Silencio
palabras atraviesan mi cuerpo
tengo escondido mi veneno.
El sol del atardecer calienta mis lagrimas
la humedad se empieza a ir.
La revolución está en mi sangre
y aun así no logro cambiarme.
Imágenes en blanco y negro
oscilan en mi mente.
Agradezco que tu perfume
aun siga vivo en mi nariz.
Muero con vos cada vez que te recuerdo
y sonrío cuando siento la alegría
de abrazarte cada vez que te veía.
Un ser blanco me abriga los pies
ya empieza a anochecer
y sigo estática esperándote.

lunes, 20 de mayo de 2013

Marisa de Hulk (ficción corta)

La vida de Marisa era bastante rutinaria, y a decir verdad, un poco aburrida aunque ella no lo notara. Se levantaba por las mañanas muy temprano, y a dos cuadras de su casa iba a trabajar todos los días, incluidos los feriados, su jefe era un señor gordo, peludo, muy glotón, con cara de bulldog que la esperaba a diario a la entrada del lugar y con la excusa de darle la llave controlaba que sea perfectamente puntual, si llegaba un minuto antes o uno después daba lo mismo, le descontaba un cuarto del sueldo.
"No hay una puta radio que pase algo bueno" comentario repetitivo en el transcurso de su largo día, junto con los mas conocidos que eran "hola, qué va a llevar?", " x $ ", "el vuelto" y "gracias", su cara se iba desfigurando con el correr de las horas y de ser una chica joven dulce y hermosa comenzaba a parecerse a la abuela gruñona del increíble Hulk. El cansancio le brotaba por las manos y el encierro apretaba su garganta lo que hacía que sus ojos se vuelvan saltones y colorados. La furia se apoderaba de su ser cerca de las siete de la tarde cuando veía que la gente ya se iba a sus casas y a ella le esperaban tres largas horas mas dentro de la casita de dulces que devoró a Hansel y Gretel. Se pensaba a sí misma como una máquina expendedora de golosinas y latas pero a simple vista era una linda kioskera que hacia contraste con las mujeres recontra retocadas por la industria de la estética que paseaban sus perritos junto a sus cirugías plásticas que parecía seres sobre salientes de sus bocas y otras partes. Marisa pensaba en ponerse botox algún día cuando su sueldo le alcanzara para algo mas que la comida, el alquiler, los impuestos, etc.
Tres años después, consiguió ahorrar una gran cantidad de plata y la invirtió en su tan anhelada toxina butulínica. Figúrense que a este altura de su vida  ya estaba completamente convertida en la abuelita del super heroe verde. Un anochecer Marisa preparo sus guantes de latex, su barbijo, lentes de esos de laboratorio, prendió la ventilación del local y comenzó con su operación. Colocó una pequeña porción de la sustancia en cada chocolate, caramelo, gaseosa, alfajor...todo lo que pudo encontrar a su alrededor.  Al día siguiente atendió normalmente al público y a las siete en punto cerró el local, llevó la llave a su jefe, se la dejó al porteo del edificio con una torta que ella misma había preparado junto a una carta que decía "que disfrutes del pastel, salí a buscarme si podes". Era tan ingeniosa que en el papel había puesto un poco de ántrax que le dieron de vuelto cuando compró el botox.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Sin título

Y además del resto de las cosas,
aun sigo pensándote.
Tu recuerdo se vuelve frío y se congela,
aun es demasiado temprano para poderte olvidar.

Hoy todo corre como las ruedas,
en mi cabeza
                        las ruedas
                                         y tu alarido de dolor.

Miedo, culpa, pena, resignación, bronca.


Y además del resto de las cosas,
aun sigo esperándote.
Viniste a saludarme por última vez,
y estabas tan radiante como la vez que te encontré,
me miraste con esos ojos de amor infinito
y te fuiste corriendo otra vez.








Fui una niña ciega y descolorida antes de tu llegada
la felicidad la encontré en tu pureza y sinceridad.

martes, 14 de mayo de 2013

Puertas, descubrimientos, demonios.

Me encuentro en un edificio antiguo, lleno de humedad. Tiene muchas puertas que conducen a mas puertas con escaleras detrás. Una niña me lleva de la mano hacia las profundidades, le digo que es peligroso ir para ese lugar. Llegamos, hay una caldera antigua, una especie de cocina, tazas de porcelana fina, todo cubierto en polvo. La niña encuentra grabado en una placa el nombre de una mujer francesa que trabajaba en ese lugar, miles de mujeres eran esclavas de esos labores, de repente todo comienza a funcionar como en el pasado y aparecen ellas, después de un rato todo vuelve al presente y debajo de una de las calderas una mujer encuentra una caja que bajo una manta ocultaba  una especie de cuerpo muerto, nos pide que tomemos distancia y comienza a destaparlo, es el cadáver de la francesa pero tiene forma de muñeca a cuerda y habla, cuenta su historia, comienza hacer movimientos bruscos, la mujer que la descubrió nos pide que nos alejemos aun mas, yo le pido que mantenga la calma, la muñeca ya no habla, comienza a vociferar como un demonio y empieza a desarmarse, de su cabeza sale gateando un bebe de plástico, la mujer nos grita que corramos. La niña que me llevó hasta ese lugar es la misma que ahora me saca, las puertas están abiertas y corriendo logramos escapar, dejando atrás gritos desgarradores y golpes. Al llegar fuera de esa edificación la niña sigue corriendo pero yo me detengo, veo a un sacerdote y le cuento rápidamente lo que está pasando ahí dentro, el sacerdote grita "es el demonio, sálvanos Dios" y es absorbido por el edificio, entonces afirmo que todos somos igual de vulnerables. Se abre una gran puerta y una paloma blanca sale volando y se mete en mi cabeza, todo se deshace.


lunes, 6 de mayo de 2013

Encrucijada

En el umbral.
Entre fantasía y realidad.
Se detiene, piensa, llora.
Sabe que si da un paso hacia adelante,
se enfrenta con todo lo que la hirió,
tiempo atrás.
Tiene miedo del abismo.
Está cansada de enfrentar.
Ya no puede volver.
Detesta dejar los días pasar.
El dolor es mas fuerte.
Se siente fría, acorazada.
Espera.
Mira a los diablos que la mortifican.
Se pierde,
entre dos o tres caminos.
No entiende la escasez de lo esencial.
El viento empieza a aullar,
la asustan las tormentas,
y tanta soledad.
Cuando la lluvia erosione al planeta,
tal vez vuelva a respirar.