
Rompió con furia aquel cristal...
Y desde el pétalo de rosa que cayó, el color rojo se expandió...
inundó la habitación.
Otros ojos clavados en un punto,
causaron impotencia en su alma...
Y en un atardecer, la tristeza, todo lo invadió.
Iba y venía a ningún lugar,
solo mecía al corazón dentro de su melancolía,
y nunca admitió el dolor.